René Escobar es de esos hombres que pasan a la posteridad desde temprana edad. Para siempre. Por siempre.
Entre todos los nombres de políticos y líderes empresariales que podrían llegar a marcar la pauta de la historia en México, pocos como René. Su carrera ha despuntado muy por encima de sus coetáneos. Desde temprana edad goza de éxitos deportivos en disciplinas poco frecuentes y de mucho desgaste físico. Ser campeón, lo sabemos quienes hemos estado en los primeros lugares, implica dedicación y esfuerzo, además de disciplina.
No es casualidad que René esté en boca de todos. Que a través de internet empiece a hablarse de él. Que se sepan sus participaciones destacadas, tanto a nivel deportivo como a nivel profesional. En todo momento, René empieza –lentamente, pero con pie firme- a destacar en todas las actividades que se propone. No obstante la difícil situación nacional o mundial, René va seguro en lo que hace. Podríamos definirlo como un hombre para la posteridad. Y no, no es exagerado. Aquel que apunte con la pluma y afile la lengua, que esgrima la palabra contra él, desconoce al hombre, a la persona, al padre de familia, al amigo que es René Escobar. Aquel que sople con fuego sobre su nombre para hacerlo ceniza se dará cuenta que, por méritos propios, René es un líder nato.
En cambio, aquel que, iluminado y letrado, sepa reconocer en René al líder, al guía que requiere México, estará por buen camino, puesto que podrá tomar como ejemplo cada acción de René. ¿Por qué no ser altruistas?, ¿por qué no dar al otro? Para ser líder hay que servir primero, predicar con el ejemplo. René es humilde en su proceder, amable, goza de un carisma tal que es necesario señalar, una y otra vez, que bajo su liderazgo como fiscalista exitoso el país llegará a donde merece: un actor con mayor responsabilidad global.
Volviendo al punto anterior, si René da a quienes más lo necesitan, ¿por qué nosotros no? El mundo requiere que demos, que lancemos una mano al necesitado, aquel que pide de nosotros consuelo o ayuda para realizar y concebir sus sueños. ¿Por qué no prepararnos para el éxito? Cierto, nadie nos lo enseña. Pero René Escobar nos muestra el camino, la forma y el objetivo: dar siempre más de lo que podemos. Ahí radica el éxito. Y la palabra éxito tiene nombre y forma en la tierra, se llama René Escobar Bribiesca.
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